lunes, 15 de abril de 2013

MONAS DE PASCUA

 

 
 

Desde tiempos muy remotos, en muchas culturas el huevo simbolizaba nacimiento y resurrección. Los egipcios enterraban huevos en sus tumbas y los griegos los colocaban sobre las sepulturas. Los romanos acuñaron el proverbio “toda vida procede de un huevo”, y la leyenda asegura que Simón el Cireneo, que ayudó a Cristo a trasladar la cruz hasta el Calvario, tenia como oficio el de vendedor de huevos. Por tanto, cuando la Iglesia empezó a celebrar la Resurrección, en el siglo II, no tuvo que buscar muy lejos para encontrar un símbolo popular y fácilmente identificable.

En aquellos tiempos, las personas adineradas envolvían con pan de oro los huevos que regalaban, y los campesinos solían colorearlos, hirviéndolos con ciertas hojas, flores o cortezas, o con unos insectos llamados cochinillas. Se empleaban las hojas de espinaca y los pétalos de anémonas para obtener el verde, el brote velludo de la aulaga para el amarillo, el palo campeche para el morado intenso, y los jugos de las cochinillas producían el escarlata.

A principios de la década de 1880, en ciertos lugares de Alemania los huevos de Pascua sustituían los certificados de nacimiento. Una vez teñido un huevo con un color indeleble, se grababa en la cáscara, con una aguja o un punzón, una inscripción que incluía el nombre y la fecha de nacimiento del destinatario. Estos huevos de Pascua eran considerados en los juzgados como prueba de la identidad y la edad.

En esta época se elaboraron a mano los huevos más valiosos. Obra del gran orfebre Peter Carl Fabergé, fueron encargados por el zar Alejandro III de Rusia como obsequios para su esposa, la zarina María Feodorovna. El primer huevo de Fabergé, presentado en 1886, media seis centímetros de longitud y tenía un exterior engañosamente simple, pero dentro de la ciscara de. esmalte blanco había una yema de oro que, una vez abierta, revelaba una gallina también de oro cuyos ojos eran rubíes. La gallina podía abrirse a su vez levantándole el pico, y con ello quedaba al descubierto una diminuta reproducción en brillantes de la corona imperial. Un rubí todavía más pequeño colgaba de esta corona. Hoy en día, el conjunto de tesoros de Fabergé se evalúa en casi quinientos millones de pesetas. Cuarenta y tres de los cincuenta y tres huevos que supuestamente produjo este artista se encuentran en museos o forman parte de colecciones privadas.

Después de un poco de historia sacada de wikipedia deciros que, ésta, es una receta tradicionalmente familiar, me la cedió mi amiga Eve que es de Morella, un pueblo precioso de Castellón.

Le he dado una forma distinta a como las hacen en su familia y, los huevos los he cocido aparte para decorarlos con papel.


Después de un poco de historia sacada de wikipedia deciros que, ésta, es una receta tradicionalmente familiar, me la cedió mi amiga Eve que es de Morella, un pueblo precioso de Castellón.

Le he dado una forma distinta a como las hacen en su familia y, los huevos los he cocido aparte para decorarlos con papel.


 

 



 


INGREDIENTES:


  • 500 gramos de azúcar ,
  • 1/4 de litro de zumo de naranja recién exprimido,
  • 1/2 litro de aceite de oliva ,
  • 1 vasito de anís seco,
  • un puñadito de matalahúva,
  • la raspadura de 1 limón ,
  • 1 kilo y medio de harina ,
  • 4 sobres de gaseosa de los llamados matrimonios,
  • 8 huevos, más uno para decorar.
  • Servilletas de papel decoradas (Sólo, si quieren decorar los huevos)
  • Semillas de amapola, 1cda. sopera (esto es aportación mía) 


PREPARACION:


  • En primer lugar ponemos el aceite en un cazo hasta que esté caliente, apartamos y dejamos enfriar, en un cacito ponemos medio vaso de agua y echamos la matalahúva, lo ponemos al fuego y dejamos que hierva 5 minutos, apartamos y colamos.
  • Cogemos un recipiente grande o un barreñito, y echamos dentro la harina, y el azúcar, mezclamos bien y hacemos un hueco en el centro donde echaremos en primer lugar, el aceite, el zumo de naranja, el anís, medio vasito de agua de haber hervido la matalahúva, la raspadura de limón, y encima de todo esto vamos echando los sobres de gaseosa, entonces amasamos todo muy bien con las manos hasta lograr una masa lisa y manejable, la dejamos reposar unas horas, si queréis se puede hacer por la noche y taparla, la utilizaremos por la mañana.
  • A la hora de hacerlos si veis la masa aceitosa no os preocupéis es normal, volvéis a masar un poco y ya está, entonces cogemos una fuente de horno, vamos cogiendo trozos de masa y le damos la forma como de un panecillo. (Yo, le he dado forma de rulo, doblé el rulo en la mitad poniendo como tope un aro pequeño y retorcí dando un par de vueltas. El aro me sirve para que al cocerce, no se cierre la masa y deje espacio para acomodar el huevo)
  • ponemos en la fuente de horno forrada con papel vegetal, encima de cada mona ponemos en el centro un huevo y lo sujetamos bien con dos tiritas de masa cruzadas, untamos por encima de huevo batido con un pincel, espolvoreamos de azúcar (yo, con azúcar de color rosa) y metemos al horno a 200 grados, hasta que veamos que la masa empieza a coger colorcito, pero no mucho,
  • apartamos y dejamos enfriar, y ya están listas para comer. Aguantan muy bien durante mucho tiempo, por ejemplo 1 mes, pero siempre que las pongamos en una caja de lata, o metidas en un bolsa de plástico.



 

Un inciso informativo:
-Esta receta me la dio mi amiga hace tres años y me encanta, la hago cada vez que puedo, además, es verdad que dura mucho tiempo estando bien conservadas tal como dice la receta.
-Yo pesé la masa una vez lista para dividirla por igual.
-Los huevos los cocí 12´, dejar enfriar para decorar.
-Lo del huevo decorado con papel lo vi en el blog la receta de la felicidad. Si pincháis el enlace veréis el paso a paso con todo detalle, además, ella pone el enlace de donde lo sacó, con lo cuál, doblemente detallado.
-El azúcar rosa se puede comprar o elaborarlo ustedes mismos, es muy fácil; en una bolsita de plástico ponemos azúcar, la cantidad que se quiera colorear, se le añade un poco de colorante en pasta o líquida al azúcar, cerrar la bolsita procurando que no quede mucho aire dentro para poder frotarla con las manos. Cuando se vea todo el azúcar coloreado y sin pizca de colorante suelto abrimos la bolsita y se echa el azúcar bien extendida en un plato o fuente plano y grande para que quede el azúcar suelto. Dejamos secar de un día para otro y listo para usar.

¡¡Espero que os guste!!

9 comentarios:

  1. Isso deve ser muito bom, amei a receita. beijinhos

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  2. Muy buenos y me encanta la idea de los huevos, besos

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  3. Y yo todavia no lo pruebo....a ver si me animo la proxima pascua....se ve deliciosa!.....Abrazotes, Marcela

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  4. las monas además de buenas te han quedado preciosas, y los huevos una monada sobre todo el de las letras.
    besoss guapaaaa

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  5. Me ha encantado la historia de los huevos, sobre todo la parte de donde se sacaban los colores de las pinturas. Soy una entusiasta de la Historia, sabes que procuro informarme sobre los origenes de los platos, de los productos, etc...así que me has dejado con un poco más de "saber" de haber aprendido un poco más...eso es fantástico.
    La receta, estupenda...nunca he hecho mona de pascua, no habia tradición en mi familia. A ver si me animo y las hago siguiendo tus pasos...pintar los huevos, se lo pediría a mi suegro, mi pintor favorito, yo para ello no tengo arte ni paciencia.
    Besitos preciosa.

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    Respuestas
    1. Toñi, eso me gusta, que te quedes con ganas de más, seguro que encuentras mucha más información, tienes todo el arte para ello.
      Si los haces, los huevos te quedarán preciosos si los pinta tu suegro pero... eso es trampaaaa ehhh jajaja
      Besitos.

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  6. Ahhh!!! Gracias, me ha encantado aprender como pintar el azúcar...no lo sabía.

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  7. Ah, me encanta todas estas cosas que se preparan en la pascua, qué ricas esta monas.
    Saludos

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