Restaurante de Karlos Arguiñano

¡¡Estamos en Zarautz, San Sebastian.
Una maravillosa estampa..., desde el balcón del restaurante tomando un vino y haciendo tiempo
para el suculento y relajante almuerzo en el interior.
En la baranda de la terraza no paraban de posarse estos pequeñines que todavía, si cabía más, se hacía unas vistas muy relajantes.

Y aquí, la mua en otra barandilla, como fondo, el Hotel Restaurante de Karlos Arguiñano.

Comenzamos la fiesta con unos vasitos de aperitivo, detalle de la casa. Cachis!!, no hice la foto.
El primero de mi maridito fue..., revuelto de papas...,ummmm, delicioso.

Yo, alubias con su sacramento..., este es el sacramento...

..., estas las alubias con el susodicho. ¡¡Caña pa´r cuerpo!!

Me puse morá, queeee ricassssss.

El segundo plato de mi amorcito..., sepia de anzuelo. Impresionante, bien cocinado, jugoso..., vamos, una delicia de manjar.

Jejejeje..., saben por qué me río??, soy super golosa y aquí os lo demuestro. Mi segundo plato que pedí, ¡¡degustación de postres!!, jojojojo... que gozaaaada.

Bola de helado de mango, profiterol relleno, no me acuerdo de qué, pastel de queso, sorbete..??, y dos maravillas más. No dejé ni una mijilla de ná. No me quedó sitio para el cafelito pero no me hizo falta.

Toda una exquisitez de sabores y platos bien presentados.

El trato de las camareras fue muy correcto, profesional y con mucha amabilidad y simpatía.

Lo que más me impresionó, ¡ el precio !, en lugares como estos, suelen dar unas clavadas, que te dejas el riñón y parte del otro. ¡¡ No llegó a los 75 euros !! todo. Aaah, no he mencionado el café que tomo mi maridito, el vino y agua.

Cuando pedimos la cuenta, nos trajeron un chupito y un bombón, cortesía de la casa.

Así que, recomendado al 100 x 100.

¡¡Sólo se vive una vez y, cuando llegan ocasiones como estas, aprovecharla para nuestro cuerpecito bombonero!!.